Monday, October 29, 2012

El Torzón



Hicham había pasado algunos días en la ciudad de México. Haber crecido en África lo había forjado para estar siempre atento, mantenerse seguro, y disfrutar de unas vacaciones en la ciudad monstruo sin problema alguno. Todo había ido bien. Rápidamente había hecho amigos en el hostal con quienes salir en la noche. De día, hacía turismo por su cuenta. En algunas ocasiones había salido a comer/cenar con viejas amistades. La bestia estaba domesticada para nuestro héroe marroquí. Hicham era como un local, su español era bastante bueno y el acento no lo hacía resaltar. Todo parecía extrañamente familiar. Incluso las empanadas que vendían afuera de las estaciones del metro. Ese día había poco tiempo para recorrer muchos lugares. Tenía que ser bastante eficiente, Decidió comer mientras viajaba en el metro. Del puesto mas cercano de empanadas escogió una de atún (después de todo, las vendían también en Marruecos). La comió en el camino sin prestar mucha atención. Y entonces, le dio el torzón.

Rulo había ido a México por pocos días. Debía tramitar una visa para empezar a trabajar en Estados Unidos. Habían pasado catorce meses desde su última visita. Tras atender a la cita en la embajada en la ciudad de México, viajó a San Luis a visitar a sus amigos. Era fin de semana, y por dos días enteros la fiesta no paró. Fue tan grande que Mano no se presentó a trabajar ni sábado ni domingo (así es, Mano trabajaba sin fines de semana, sin descanso, de sol a sol, a veces más). Ya no eran tan jóvenes como antes. Las borracheras no se curaban tan rápido. El domingo en la noche decidieron llevarla tranquilo, ver un par de películas con Minoru y dejar al cuerpo reposar. Hacían años que no visitaban un puesto de hot-dogs y nachos que estaba a unas cuadras del departamento. Decidieron compartir unos nachos grandes entre los tres. Y de repente, les dio el torzón.

La última navidad que pasé en México fue en el 2010. A pesar de que tan solo seis meses antes había recorrido el país con algunos de mis mejores amigos de Montreal (Irene, El hermano de Irene, y Blanka), al llegar sentí el peso de tanto tiempo lejos. Había creado un evento en Factbook para saludar a todo el mundo. Invité a mucha gente: amigos de la infancia, la carrera, y el antiguo empleo. La cita fue en un bar en el centro de la ciudad llamado la mezcalería (si, tenían muchos tipos diferentes de mezcal). La noche se pasó bastante bien. Invité tragos, me invitaron tragos, todo muy bien. Entonces, alguien me pasó un shot de mezcal con un escorpión adentro. Normalmente traen un gusano, esto era bastante especial. Como era mi fiesta debía tomarlo. Amarrándome de valor mastiqué un poco el escorpión y lo trague con el mezcal. Era tiempo de regresar a casa. A la mañana siguiente, efectivamente, me dio el torzón. 


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