Enrique
Enrique no es tan guapo en persona; medir 1.6
metros le resta presencia al mito televisivo. Sin copete, maquillaje,
bronceado, y sin ropa de diseñador queda reducido a un tipo tan común como
todos nosotros, incluso un poco más corriente.
Enrique representa al cáncer del país. Su partido
es el de los hijos de la revolución de hace un siglo; herederos de un trono que
obtuvieron a base de matanzas y traición. Su reinado sumió a México en una era
de ignorancia, abnegación, mediocridad y corrupción. Crearon televisa y nos
dieron circo. Cada seis años nos daban (dan) algo de pan. Sus tentáculos
estaban (están) en todos lados: promovieron carreras de intelectuales para
controlar el pensamiento ideológico. Inyectaron corrupción en todas las
instituciones y en todos los niveles. La educación pública tuvo como objetivo
hacernos idiotas. Mientras tanto, el PRI robó (roba) y fue (es) amo y señor.
A un grupo de jóvenes en los 60s no le pareció, y
animados por un movimiento mundial se atrevieron a levantar la voz. Y llegó el ejército
y los mató y nadie dijo nada. El gobierno asesino del PRI acabó con ellos y con
el espíritu de todo el país. Y nuestros abuelos y nuestros padres vivieron
callados desde entonces, tornando la frustración en cinismo y apatía.
El partido de Enrique fue afinando su imperio. Los
presidentes en turno empezaron siendo militares, y luego abogados, y en los 80s
obtuvieron doctorados en Economía de Harvard, y su conocimiento absoluto y
poder absoluto le vino terrible a México.
Hoy, Enrique no solo representa simbólicamente al
PRI. Enrique es un personaje tan corrupto y malvado como todos sus antecesores:
tiene comprados a los medios de comunicación masiva, hace pactos con las
esferas criminales para garantizar su hegemonía, y reprende a los movimientos
de oposición a toda costa (golpeando, violando, matando).
El acenso de Enrique al trono seria la derrota más
grande que hayamos visto.
Josefina
Es difícil para la población separar a Josefina de
la imagen de su partido, a pesar que la gran mayoría de los que deberían
estarla apoyando han decidido pactar con el PRI. La población la vinculamos
fuertemente al PAN. Durante los doce años que el PAN ha tenido la presidencia
muy poco se ha logrado; por falta de experiencia, de capacidad de los gobernantes,
y por culpa de un congreso que se opuso a todas las reformas. Durante esos 12 años
el país ha estado estancado.
Cierto, se ha sabido pagar la deuda, acatar las
ordenes del fondo monetario internacional, y mantener al peso estable y a la
inflación controlada. Una política de gasto responsable es bastante admirable.
Y sin embargo el país no ha avanzado en ningún otro aspecto. El momento del
neoliberalismo ha continuado creando pobres durante los gobiernos de Fox y de Calderón
(en los cuales Josefina ha tenido bastante que ver). Las grandes mafias en petróleos
mexicanos, en comisión federal de electricidad, el sindicato de maestros, y
muchas otras ahí siguen. Las empresas trasnacionales continúan explotando a los
trabajadores, pagando salarios cada vez mas devaluados, y contaminando el país
(y no podemos reprocharles nada porque si ellos no dan trabajo, nadie más lo va
a hacer).
Josefina se enfrenta a un país machista. También se
enfrenta a su propio partido político; que no desea comprometer sus propios
intereses y se vendió al PRI. Si llegara a ganar, Josefina se enfrentará también
a un congreso que le dará muchos más problemas de los que le dio a Fox y a Calderón.
Peor de todo, Josefina se enfrenta al escepticismo del pueblo, que gracias al evento
tras el cual Calderón llegó al poder no creerá que la elección fue
transparente.
Gabriel
Gabriel es una persona muy capaz. Es el único de
los actuales candidatos con el nivel educativo de los grandes saqueadores
neoliberales de los últimos gobiernos del PRI. Sus propuestas parecen
innovadoras, y tras leer las publicaciones científicas que ha generado a lo
largo de su carrera en materia de economía, control de deuda externa, planeación
urbana y desarrollo sostenible, puede convencer a un pequeño porcentaje de la
población de votar por él. Y es por eso que es el candidato del PANAL: la
señora Gordillo lo escogió porque él podía garantizarle el porcentaje de votos
que ella necesita para mantener sus ingresos y conservar su poder político.
El hecho de que Gabriel haya accedido a formar
parte del partido de la señora Gordillo hace cuestionar su fibra moral. Gabriel
decidió ser un títere más en el teatro electoral sabiendo que no va a ganar y
que su participación solo le hará mal al país, perpetuando a un tirano (una tirana).
Andrés
Manuel
Andrés Manuel es el personaje más controversial de
los cuatro. Es sin duda alguna la figura política más importante de la elección.
La esperanza del país descansa (por ahora) en él. Es el que menos formación académica
tiene, el de abajo, el del pueblo. Su imagen de robin hood y su discurso tienen
mucha fuerza (incluso más ahora que cuando compitió contra Calderón).
Mucha gente de clase media y media-alta lo compara
con Hugo Chávez o con Fidel Castro, por la naturaleza de izquierda de su partido,
sin considerar que izquierda no es necesariamente lo mismo que socialismo ni comunismo,
y que el PRD no sigue los ideales de Chávez y Castro. La filosofía del partido
de Andrés Manuel es una bastante mediocre, una adaptación de la filosofía del
PRI para un grupo de gente que en el PRI nunca pudo prosperar.
Andrés Manuel empezó su carrera en la preparatoria,
militando en el PRI. Sus tácticas desde finales de los 80 a la fecha han sido
las de organizar fraudes electorales, comprar votos, comprar asistencias para
que sus manifestaciones estén siempre llenas, etc. Al no ganar la elección
presidencial en l 2006 acusó al IFE de fraude y manejó una campaña de
inconformidad para debilitar la credibilidad de su oponente. Esta táctica la
usa desde 1990, cuando se enfrentó a un fraude electoral en Tabasco. A base de movilizar
grupos de huelga y manifestaciones hizo avanzar su carrera política, trepando
los escalones hasta llegar a su candidatura actual, a la cual llegó no por
haber tenido un buen desempeño en un puesto público (no ocupa cargo alguno
desde el 2005), sino por ser la voz de la inconformidad, por ser un líder de un
grupo de choque cuyo principal objetivo ha sido descalificar al gobierno
actual.
Durante los debates oficiales, Andrés Manuel habló
de repartir once mil pesos de presupuesto por familia (800USD) en vez de pagar
al poder ejecutivo del país. Lo dijo de una forma genial: su comentario fue
fabricado para poder contestar que él jamás prometió tal cosa, y a la vez fue
hecho para ser malentendido y plantar una pequeña fantasía en la gente.
La historia política de Andrés Manuel se parece a
la de los Perón bastante, es una historia de escalamiento a base de
intimidación y de manejo de masas. Andrés Manuel sabe como lucrar con la miseria*,
y al estilo de Eva Duarte de Perón, sabe el verdadero poder que tienen los de
abajo. El hambre es canija, y lo es más la sed (también la sed de poder).
Y aun así, y con todo y la fuerte campaña de
desprestigio y de temor en contra de el que el PAN montó en el 2006 y que hoy
tanto el PRI como el PAN continúan promoviendo (quizá precisamente gracias a
ella), Andrés Manuel ha sabido ganar la fe no solo de la clase mas baja, sino
de los jóvenes hartos de todas las clases sociales. A base de prometer una batalla
en contra de la corrupción en vez de una contra el narcotráfico, y a base de
formar un gabinete de celebridades intelectuales, ha sabido convencer sin
necesidad de comprar. Hoy, Andrés Manuel tiene dos personalidades diferentes:
la de santo de la miseria, y la de luchador social.
*Nota acerca de la miseria: en los últimos 12 años
se ha incrementado el número de pobres en el país
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