No voy a engañarme,
soy un escritor de closet, y también soy latinoamericano. Dicho eso, paso a
desahogarme:
Pienso en Octavio
Paz y en su empeño por ser acepado por la aristocracia. Le imagino el hobby
secreto de coleccionar fotos en las que aparezca con presidentes, reyes,
embajadores, etc. Su obra fue hecha para los pocos; nosotros nunca valimos,
salvo quizá en el cuento del dinosaurio.
Estoy terminando la niña mala de Mario Vargas Llosa, y me
trae bastantes conflictos, los mismos conflictos que tuve con rayuela de Cortázar. No soporto a los
personajes principales de la historia, al menos el personaje de Julio no pretende ser el héroe de. Mario adora usar palabras en inglés y francés sin
otro motivo que el de demostrarnos que habla los idiomas (porqué decir que los
hippies luchaban contra el establishment
cuando tenemos palabras más adecuadas en español, o qué tiene un clochard que un indigente no tenga), Julio es aun peor, y su vocabulario incluso en
español es innecesariamente rebuscado.
Pocas veces he
podido leer un libro latinoamericano y disfrutarlo de inicio a fin. Me vienen a
la mente los libros para niños de Isabel Allende de la serie de la ciudad de las bestias y la noche de Tlatelolco y la piel del cielo de Elena Poniatowska.
Cierto que no son autoras reconocidas por su alta calidad literaria, cierto que son muy comerciales, pero al menos son
bastante entretenidas y no tan arrogantes como los escritores hombres.
Por otro lado, me
alegro de haber descubierto a Roberto Bolaño.
Nota para mi
mismo: tener siempre en mente que no quiero caer en las prácticas que describo
arriba
Nota para quien
lea esto: por favor avisa si notas que lo hago
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